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La intolerancia a la lactosa es un trastorno que afecta a una gran parte de lo población. A pesar de que no es habitual, puede afectar también a los bebés lactantes, por lo que si notas ciertos síntomas que describiremos aquí, debes acudir a tu pediatra.

Primero se debe diferenciar entre intolerancia y alergia. Cuando una persona tiene una alergia a un alimento, su sistema inmunológico interviene y libera histaminas. A partir de esto se pueden ocasionar síntomas como problemas para respirar, tos, vómitos, inflamación o dolor de estómago, entre otros.

Por otro lado, cuando una persona sufre una intolerancia es por una baja cantidad de enzima lactasa por lo que no se absorbe la lactosa totalmente. Esto no está mediado por el sistema inmune.

Síntomas

Los principales síntomas son náuseas, dolor abdominal, calambres, hinchazón, sonidos estomacales, diarrea, pérdida de peso y llanto descontrolado.

Una forma de comprobar si tu hijo tiene problemas para digerir la lactosa es evitar darles productos lácteos durante dos semanas y ver si mejoran sus síntomas o si cambia la composición fecal del niño. El pediatra puede detectar su intolerancia mediante una prueba de hidrógeno en el aliento u otros exámenes.

En algunos casos, como se mencionó, la intolerancia es temporal. Otras veces es permanente y requiere cambios en la dieta para evitar los síntomas.

Si detectas algunos de los síntomas en tu bebé relacionados con la intolerancia a la lactosa, debes acudir a tu pediatra. A la más mínima duda se recomienda suprimir los lácteos de la dieta del bebé, cuidando la alimentación diaria para que no le falten nutrientes en su dieta.

En dado caso que el pediatra detecte una intolerancia a la lactosa entonces se procederá a cambiar la dieta del bebé.

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Por karina

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